Un poco más de historia en TierraSanta(parte 2)

Era el comienzo de un fin orquestado por el alcalde de la ciudad, el Brigadier Cacciatore, alcalde bonarense en aquella época dictatorial. Este militar acondicionó las inmediaciones del Monumental, eliminó, por ejemplo, la villa miseria del Bajo Belgrano. Además, renovó y terminó el estadio de los millonarios, lo puso bonito, lo convirtió en una maravilla… Y mientras todo eso ocurría, el Gasómetro, el mítico Gasómetro, veía impotente como el ominoso regimen amenazaba con extinguir su tradicional resplandor.
Terminado el Mundial, el Brigadier Cacciatore quiso aprovecharse de la situación de debilidad de San Lorenzo. Los terrenos del Gasómetro eran muy golosos y comenzó una auténtica maniobra de expropiación sin precedentes, ante la que nada pudieron hacer los hinchas cuervos. Primero se alegó que había que hacer una reordenación urbana y se necesitaba una apertura de las calles Muñiz y Salcedo, para lo cual había que tirar el estadio. En este terreno el ayuntamiento se propone construir viviendas, prohibiéndose expresamente la construcción de supermercados. Se dicta una ley que obliga a que se lleve a cabo tal reordenación urbana. San Lorenzo se resiste a aceptar, se resiste a decir adiós al estadio de toda su vida, a su barrio, al lugar donde también estaba una de las sedes deportivas más completas del país. Pero nada se pudo hacer, porque las presiones de Cacciotere eran imposibles de soportar. En diciembre de 1979 jugó su último partido contra Boca. Luego el campo se echó abajo. San Lorenzo se quedó con 900.000 sucios dólares de consuelo que le pagó una sociedad fantasma, constituida pocos días ante de la venta.
La canallada de la dictadura llega a su punto álgido con el devenir del tiempo. Pasaron los años y no hubo apertura de calles, tampoco se construyeron viviendas. En 1983 se establece una ordenanza que anulaba la prohibición de establecer un supermercado en esa zona y los terrenos se le venden a Carrefour por ocho millones de dólares. ¿Dónde van a parar? Pregunta sin resolver.
Y ese es el final de la historia. Donde estaba el Gasómetro, donde se levantaba el orgullo del fútbol argentino, hay ahora un Carrefour, justo al lado de la sede del Club, que sigue allí, en plana avenida de La Plata. La desaparición del Gasómetro trajo la crisis deportiva cuerva más grave de toda su historia, por primera vez bajó a Segunda y estuvo 14 años sin estadio, peregrinando por diversos campos de la ciudad, soportando la vergüenza de no tener casa en contra de su voluntad. En 1993 se construyó el estadio Pedro Bideguain, en el Bajo Flores, más al Sur de Boedo, en una zona nada representativa para los azlgranas. Allí San Lorenzo, no obstante, ha conseguido volver a sonreír y levantar títulos, el último el anterior Clausura de la mano del Pelado Díaz. Ni siquiera el cruel destino ha impedido que el gigante siga en pie.
Se da la circunstancia de que todos los triunfos importantes logrados por San Lorenzo se siguen celebrando en la mítica esquina de San Juan y Boedo, la esquina de Homero Manzi, la esquina por la que las masas cuervas deambulaban con sonrisas después de disfrutar en el Gasómetro antes de que esa dictadura cruel mezclara fútbol y política. Sí, la esquina por la que, puede, vuelvan a circular los aficionados azulgranas en las tardes de domingo. Eso ya lo contaremos mañana, porque no hay que olvidar que esa parte de Boedo es tierra santa para los sanlorencistas. Y ya se mueven los hilos para recuperar lo que siempre fue suyo.

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